abril 12, 2011

A lenda de José "Girah" Macedo, o "niño" prodígio português, tomou de assalto a imprensa generalista espanhola

José «Girah» Macedo, estudiante portugués de 18 años, tiene menos seguidores en Twitter y ha ganado menos dinero que Justin Bieber (apenas un millar y dos millones de dólares, respectivamente), pero en el mundo del naipe ha causado una pequeña revolución. Ya ha retado a su ídolo, Tom «durrrr» Dwan, para jugar uno de sus retos salvajes, con cientos de miles de dólares en juego.

Cuando algunos empezaban a dudar de su identidad, la revista Card Player ha entrevistado a Macedo, que se siente preparado para ganar a los mejores, entre otras cosas porque él ha estudiado su juego y ellos no saben nada sobre él. En los foros de Two+Two también aclaró algunos detalles sobre su leyenda.

José empieza por decir que él es quien llaman el «niño prodigio portugués» y, para que la gente se haga una idea de sus ingresos, deja incluso una gráfica de sus últimas 800.000 manos, aunque toda imagen es susceptible de ser manipulada. De hecho, se guarda bien de revelar sus pseudónimos en las salas.

«No soy nada mitológico», dice. «Solo soy un chico ordinario de 18 años que ama jugar al póquer». Girah antes practicaba el fútbol, pero una lesión de rodilla le obligó a cambiar los goles por las escaleras de color, que empezó a subir y bajar en el verano de 2009. Su idea era comprarse una casa en Hawai, más que nada porque de pequeño tuvo una cuidadora surfera de la que estaba enamorado y que le habló maravillas del lugar. Decidido a cumplir su sueño, estudió durante dos meses todos los libros de poker que encontró.

Como no podía comprarlos, los leía a hurtadillas en la librería. Incluso se los llevaba hasta el baño, para que el encargado no le molestara. «No es que fuera pobre», aclara a Card Player. «Simplemente, como adolescente no podía pagarlos y tampoco quería pedirle dinero a mi madre para comprar libros de póquer». De sus lecturas, recomienda a Sklansky y Harrington, que aunque están «superados» son fundamentales para cualquier principiante.

El primer dinero que José arriesgó fueron 30 euros depositados en Betfair, donde jugaba hasta 24 mesas a la vez, aunque en niveles muy bajos, que fue superando poco a poco a medida que aumentaba su banca.

Cuando descubrió que había programas como el Holdem Manager que permiten analizar el propio juego y el de los rivales, literalmente se volvió loco. Lo estudió a conciencia y mejoró aún más. José dice que pasaba las horas muertas leyendo artículos de los jugadores más famosos, luego los buscó por Skype y les pidió que lo entrenaran. Sus primeros tropiezos llegaron en niveles ya bastante altos, NL1000, con ciegas de cinco y diez dólares. Pero José siguió estudiando y logró batir también a los habituales del nivel.

Se supone que Macedo jugaba con la identidad de otra persona, o por lo menos con su tarjeta de crédito. Eso le ocasionó algún disgusto. El pasado mes de octubre se llevó el primer gran palo: «Alguien muy cercano me estafó 250.000 dólares. No podía creer que algo así pudiera pasarme, tenía 17 años y quizá era muy ingenuo, pero no podía imaginar que esto me lo haría alguien a quien yo le importaba».

Tampoco ese contratiempo detuvo su ascensión hacia las partidas más caras, hasta tal punto que muchos en internet empezaron a pensar que lo de Girah era una leyenda sin base real, un invento más o menos organizado. Macedo juega ahora partidas con ciegas de 300-600 dólares y ha amasado ya más de dos millones de beneficios. Él mismo calcula que habrá jugado 1,4 millones de manos en este tiempo.

Girah termina hablando de su granídolo, Tom Dwan, a quien ha estudiado a fondo hasta comprender sus impredecibles http://www.blogger.com/img/blank.gifmovimientos, algo que según dice le ayudó mucho a mejorar su propio juego. Y cuando le preguntan si de verdad cree que tiene opciones frente a él, responde con lo que parece buenas dosis de sensatez.

En su opinión, en Texas Holdem tendría sus mejores opciones debido a una serie de factores, que le darían entre un 20 y un 40 por ciento de posibilidades de ganar, que considera suficientes para que el intento merezca la pena. Se trataría además de un honor y de un hito en su carrera, además de una forma inmejorable de aprender más. «Voy a presionarlo más para que acepte», concluye el chaval.
Reportagem do jornal generalista espanhol ABC intitulada "La leyenda del «niño prodigio portugués» que ganó dos millones".

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